Si alguna vez viste a alguien con estos pequeños agujeros en las orejas, tal vez pensaste que se trataba de la marca de un viejo piercing o de una nueva moda.
Pero están muy lejos de serlo: estos orificios en el cartílago de la oreja son marcas evolutivas que vienen de nuestros ancestros y podrían ser la evidencia de que en algún momento estuvimos emparentados con los peces.
Se ven como una perforación perfecta, justo en la parte de la oreja en la que ésta se dobla y se une a la cabeza.
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El nombre técnico de estos orificios es ‘preauricular sinus’, y también es conocido como seno preauricular. Se forma durante el desarrollo embrionario, y es completamente inofensivo, aunque en ocasiones aisladas puede causar infecciones. Fueron documentados por primera vez en 1864 por el científico Van Heusinger.
No son muchos los que tienen estas marcas en sus orejas: en Estados Unidos, solo las tienen un 0,1% de la población; en Reino Unido, un 0,9%; en Corea del Norte, un 5%; y en Asia y algunas partes de África, entre el 4 y el 10%.
Una de las teorías más sorprendentes sobre estos orificios es la que sostiene que son una huella genética que confirma que evolucionamos de los peces.
El científico estadounidense Neil Shubin es uno de los expertos que sostienen que estos curiosos orificios son una herencia de las agallas acuáticas. En su libro «Your inner fish», Neil establece las similitudes entre humanos y peces, sugiriendo que son nuestros antepasados.